Ya se sabe, en la vida las cosas
no son siempre lo que parecen. Hay días soleados que acaban en traicioneros
diluvios y zapatos baratos que salen tan buenos que acaban jubilándose porque
se han pasado de moda. No dejamos de sorprendernos y eso es maravilloso.
En el post de hoy os pedimos que hagáis el ejercicio de ver las cosas que
hay a vuestro alrededor de otra manera. Mirad los objetos que forman parte de
vuestro día a día con otros ojos. Demostraros a vosotros y a vuestros hijos que
para pasarlo bien no hace falta tener millones de juguetes o ser un manitas.
Basta con un poco de imaginación. Estas son solo algunas ideas, pero enseguida
descubriréis que las posibilidades son infinitas.
¿Unas pinturas? ¡No! Una carretera
Uniendo lápices y ceras de
colores podemos formar una larga carretera para que circulen por ella los
coches u organizar una competición de las chapas.
¿Unos botes vacíos? ¡No! Un juego de bolos
Los botes de champú, gel o aceite
que están a punto de acabar en la basura para reciclar pueden tener una breve
segunda vida como bolos. Solo necesitamos una pelota del tamaño adecuado para
hacer un pleno.
¿Unos espaguetis? ¡No! Un tablero de tres en raya
Sobre algo oscuro que nos permite
ver bien las divisiones y lo que tengamos a mano como fichas, podemos pasar
horas decidiendo quién es el mejor.
¿Un tarro y un embudo? ¡No! Una canasta
Una bola pequeñita y a marcar
puntos de pie, de rodillas, desde lejos, desde cerca…
¿Una manta? ¡No! Una carroza de princesa
En este caso asumiremos el papel
de caballos tirando de la carroza pasillo arriba y pasillo abajo. Recomendable
que antes hayamos pasado la aspiradora o no tener miedo a que la manta pueda
acabar en la lavadora.
¿Unos libros? ¡No! El túnel más largo del mundo
Para una canica. La lanzamos
desde un extremo y tiene que aparecer por el otro ¿no lo habéis conseguido?
¿Quién adivina debajo de qué libro se ha quedado parada?
¿Cuántas cosas tenéis a vuestro
alrededor para jugar?
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