Seguro que todos recordamos al señor Pérez, cierto ratoncito que nos visitaba por las noches cuando se nos caía un diente. Nerviosos, como en la noche de Reyes, poníamos nuestro pequeño diente bajo la almohada a la espera de recibir dinero, chucherías o cualquier otro regalito.
Hoy en El Pollito Inglés, queremos acercaros a la desconocida historia de este simpático personaje y a como lo viven en los diferentes lugares del mundo.
Empecemos - como no - por el principio, por el origen, que se remonta a unos cuantos años atrás, cuando el rey Alfonso XIII era un niño. Su tutor, el jesuita Luis Coloma, trataba de consolar al pequeño Bubi - como lo llamaba su madre, la regente María Cristina - tras perder un diente. Se le ocurrió crear un cuento, donde un niño llamado Bubi y un roedor eran los protagonistas. El roedor, vivía en una lata de galletas en la entonces famosa confitería Prats - a un paso del Palacio Real - y cada noche, visitaba junto con su inseparable Bubi los hogares de los pequeños habitantes de la ciudad de Madrid tratando de ayudarles en sus distintas tribulaciones.
La primera edición de este cuento es de 1902 y por suerte, su manuscrito se conserva en la biblioteca del Palacio Real.
Lo realmente curioso, es que este simpático personaje haya salido de su cuento, para convertirse en tradición, conservando uno de los elementos más importantes de la historia originaria, como es el regalo de una moneda (¡en el cuento era de oro!) a cambio del diente de leche bajo la almohada. Es tanto el interés, que si pasáis por la calle Arenal, a la altura del número 8, descubriréis una placa que el Ayuntamiento de Madrid instaló en 2003 en homenaje a tan ilustre personaje.
Con el paso de los años, y como tantos otros personajes literarios, el ratón Pérez, no ha dejado de enriquecerse o recrearse, propagando la magia y la ilusión hasta todos los rincones del planeta. En la mayor parte de los países de habla hispana se le conoce como ratón Pérez, pero la denominación cambia en otros muchos lugares. En Francia es una ratoncita (La Petite Souris) y en Italia se le conoce como Topolino o Fatina. Los países anglosajones, en vez de un ratón, creen que quien guarda los dientes de leche es el hada de los dientes (Tooth Fairy) (¿Os suena de algo? Seguro que a los que veis Ben & Holly si...)
Respecto a los regalos que el ratoncito deja debajo de las almohadas la tradición sigue dominando, y en la mayoría de los casos deja una pequeña cantidad de dinero. Además, también suele dejar algunas chuches y un pequeño detallito. (Yo, recuerdo, que a mi me traía un cuento, y me hacía la niña más feliz del mundo)
Como sabéis, hoy en día, nos resulta complicado sorprender a los niños. Los nativos tecnológicos están acostumbrados a tenerlo todo, y además ya... así que, no está de más, que sigamos manteniendo tradiciones tan bonitas como esta, que también tienen un componente psicológico muy importante ya que le quita dramatismo a la pérdida de los dientes de leche. Hay mil y una posibilidades para que mantengáis viva la ilusión del ratoncito Pérez y se la trasmitáis a los niños.
Aquí van unas cuantas sugerencias:
1. El planazo total para los que viváis en Madrid o podáis desplazaros es ir a la Casa-Museo del Ratón Pérez. Está muy cerca de la Puerta del Sol, y tienen visitas guiadas que harán las delicias de los más pequeños. En su página web recomiendan reservar antes de ir, y procurar evitar las últimas horas del día para que no os quedéis sin hueco.
2. Este pack compuesto por puerta del ratoncito + cuento es la excusa ideal para que les contemos a nuestros hijos por qué se nos caen los dientes de leche. Podéis encontrarlo aquí.
3. ¿Y qué me decís de esta preciosa puerta de madera? Es de Oui Oui y en su tienda online podéis comprar todo tipo de accesorios para hacer de la caída de los dientes un acontecimiento inolvidable.
4. En la tienda danesa Maileg tienen a los ratoncitos más adorables del mundo. No sólo tienen al ratón Pérez sino a la familia Pérez al completo: papá, mamá, hermanos... Y vienen en su propia caja de galletas ¡Qué monería!
6. En cualquier librería encontraréis la deliciosa historia de Firmin, un ratón encantador, apasionado lector y... bueno, no es una lectura para niños, es más bien para los padres, pero os servirá para ambientaros.
7. Y esta peli, que si es para niños, les ayudará a ellos a ambientarse.
8. Me encanta esta propuesta de Artesanio. Cuento -el original-, cajita para los dientes, y un pergamino escrito por el mismísimo ratoncito. Todo hecho a mano y totalmente personalizable. ¡Qué chulo!
9. Y terminamos con un certificado de entrega (del diente) chulísimo para que personalicéis con los datos del niño. Lo hemos encontrado en Pequeocio, y si pincháis aquí os lo descargáis gratis. Genial ¿no?
Pues esto es todo por hoy. Os deseamos un feliz fin de semana, y os pedimos que nos contéis vuestras ideas y sugerencias para llevar de la mejor manera posible la caída de los dientes de leche.
1,2,3... ¡El ratoncito inglés!
¡Uyy me he confundido!
1,2,3... ¡El Pollito Inglés!
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