15/4/16

EL ÁBACO O COMO LAS MATEMÁTICAS PUEDEN SER DIVERTIDAS Y FÁCILES

¿En el cole de vuestros hijos utilizan el ábaco para la enseñanza del cálculo y las matemáticas? Apuesto a que en el 90% de los casos la respuesta es un SI. Y es que desde hace unos años, este marco compuesto por bolas móviles de colores ensartadas en cuerdas o alambres, ha irrumpido en nuestro sistema educativo como ya lo hiciera desde hace muchos siglos en el sistema de enseñanza asiático.



Muchos creeréis que es una moda pasajera más, y que con el tiempo volveremos a nuestro sistema de aprendizaje, al de sumar y restar con los dedos, o al método de repetición y canturreo para memorizar la tabla de multiplicar 

Tres por uno, tres
tres por dos, seis 
tres por tres, nueve

¿Os acordáis?


Pues tras muuuuuchos años de investigación, parece que los profesionales de la enseñanza comienzan a rendirse a la evidencia, y han llegado a la conclusión de que si los alumnos orientales son mucho más eficaces en las pruebas de matemáticas es, por que en China y en Japón, los niños comienzan a usar el ábaco a partir de los cinco años más o menos.

Lo mejor de aprender cálculo con el ábaco es que así, además de aprender a sumar y restar - entre otras muchas operaciones - nuestros hijos estimulan su creatividad, imaginación, concentración, memoria visual, orientación espacial, coordinación - puesto que utilizan las dos manos para manipular la tabla y las bolas/cuentas - y, lo que es más importante, estimulan los dos hemisferios cerebrales, aumentando así la capacidad de razonar de manera más lógica.

Lluis Segura, responsable del centro UCMAS (Concepto Universal del Sistema de Aritmética Mental), nos da una explicación muy sencilla para que podamos apreciar los beneficios del ábaco. "En Occidente intentamos pasar lo antes posible de lo físico a la abstracción, mientras que en Oriente intentan manipular físicamente las fichas el mayor tiempo posible". Y ese es un matiz muy importante. "Que un niño trate de manipular sus deditos para sumar o restar, le supone estar en el mundo de lo concreto, pero esto se acaba cuando se pasa del número diez, porque ya no hay más deditos. Por ejemplo, el número doce se lo tiene que imaginar de forma abstracta. En cambio los niños orientales trabajan con una imagen muy concreta porque hay una ficha que pueden tocar" explica Segura.

"Al principio los pequeños aprenden a sumar, restar, multiplicar y dividir sobre el ábaco físico. Pero a partir de los primeros niveles, empieza un proceso de independencia o separación de dicho ábaco, en el que se transfieren los conocimientos adquiridos a un ábaco mental o imaginario. Esto mejora notablemente la capacidad de concentración y les da confianza por que hacen las sumas o las multiplicaciones sin lápiz ni papel" termina el experto.




El uso del ábaco está al alcance de cualquiera que le dedique un poco de tiempo. Eso sí, dominarlo con destreza y velocidad ya son palabras mayores. En la red hay miles de tutoriales sobre su uso y también sobre los tipos de ábacos; el chino, el japonés o el ruso por ejemplo. 

Además de la utilización del ábaco en muchos colegios, proliferan también dentro de las extraescolares los distintos métodos de estimulación temprana de la capacidad matemática y la lógica (Kumon o Aloha entre otros) Pues bien, ellos también basan parte de su enseñanza en el uso del ábaco. 

Quizás a nosotros, papás, acostumbrados ya a contar con los dedos, a sumar con lápiz y papel y a calculadoras y ordenadores nos resulte imposible "reaprender" a calcular con esta herramienta milenaria. Sin embargo, a nuestros hijos les resultará ameno y fructífero a la vez. Si además, le damos un enfoque divertido de modo que parezca que estamos jugando y no "trabajando", el éxito está asegurado. 

¿Lo intentamos?




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