9/1/15

5 EXPERIMENTOS CON AGUA PARA JUGAR CON TUS HIJOS

Supongo que en estos días vuestros hijos se han llenado de juguetes al igual que mi peque, que ha llegado a la quincena de regalos (prometo que la mayoría no son míos) y que, ahora mismo, no recuerda más de dos. Ante la invasión de juguetes del siglo XXI os proponemos que este fin de semana volváis la mirada al elemento base de nuestro planeta: el agua. Hoy os traemos varios experimentos que podéis hacer junto a los niños y así, además de divertirse, aprenderán algunas pequeñas nociones del comportamiento de este líquido.

El agua que camina. Colocamos dos filas de vasos transparentes a distintas alturas, los llenamos de agua y echamos unas gotitas de colorante alimenticio. Elaboramos unas tiras de papel de cocina y las colocamos comunicando los vasos por parejas introduciendo un extremo de cada tira en el agua coloreada. Podremos observar cómo el color sube por el papel y avanza por el camino de papel de cocina.

Un tornado dentro de un bote. Necesitamos un bote de cristal grande que llenaremos de agua casi hasta arriba, añadimos un chorrito de detergente friegaplatos y un toque de brillantina (no es obligatoria, pero queda muy bonita y nos ayudará a ver el tornado). Ahora solo tenemos que mover el bote en movimientos circulares y suaves y… ¡ahí está!

Lluvia en la cocina. No son goteras, es física. También nos hará falta un tarro de cristal grande (podemos usar el mismo que en el experimento anterior). Lo llenamos de agua hirviendo y lo tapamos con un plato. Si encima de este colocamos hielo, el choque de temperaturas hará que la condensación cree gotitas que parecen lluvia. ¿Lo habéis conseguido?

Xilófono acuático. Esto lo hemos probado todos y suena genial. Ahora les toca a los pequeños y, para hacerlo más vistoso, colorante en el agua. Recordad que el truco está en mojar la punta de los dedos antes de deslizarla por el filo de los vasos.

El vaso que no se vacía.Para este último experimento es importante buscar un vaso con la boca estrecha y una carta (un naipe). Llenamos el vaso todo lo que podamos, bien hasta el borde, y colocamos la carta como si lo tapáramos, muy suavemente. Después podemos volcar el vaso poco a poco (si desconfiáis, mejor hacerlo con un cuenco debajo o en el fregadero) y veremos que el vaso no se vacía. La carta es suficiente para retener el agua. ¡Magia!

¿Os animáis?






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