14/9/15

LA VUELTA AL COLE SOBRE EL PAPEL

Hace un par de semanas más o menos, a finales de agosto, leía en un blog americano de maternidad una serie de recomendaciones para que los niños se adaptasen fácilmente a la vuelta al colegio. Se trataba de una serie de pautas sobre cómo tratar de que el cuerpo y la mente de los más pequeños, volviesen al modo "cole" de la forma menos traumática posible. Recomendaba por ejemplo, que unas semanas antes, comenzásemos a acostar a los niños más temprano, a censurarles el uso de los aparatos electrónicos tres horas antes de dormir o a invertir tiempo en un buen desayuno, entre otras muchas cosas.
 
 
 
Al día siguiente de haber leído estas recomendaciones (la fuente era la Universidad de Carolina del Norte, ojo, palabras mayores!), en otro blog - también americano, apuntaban distintos trucos - esta vez para padres - para que también nos adaptásemos a la vuelta al trabajo/rutina tras las vacaciones. Decía, entre otras cosas, que nos levantásemos al menos 15 minutos antes de que sonase el despertador de nuestros hijos (se referirá al biológico claro!!). Esos 15 minutos, decía, son nuestro remanso de paz y tranquilidad, y fundamentales para aguantar la jornada de forma más estoica, que si lo hiciéramos corriendo nada más poner un pie sobre la alfombra. 15 minutos que deberíamos dedicar a ducharnos, maquillarnos, leer o sea lo que sea que nos relaje y de fuerzas para empezar el día con buen pie.
 
Es verdad que los blogs, o los medios españoles, también llenan sus publicaciones con la famosa RENTRÉE, o vuelta al cole/trabajo, pero aquí, lo hacen en mayor medida destacando el aspecto económico, la temida cuesta de septiembre, y los gastos que tenemos que afrontar durante este mes para que la rueda vuelva a girar y girar. Algunos, se atreven también con la depresión post-vacacional, y aunque lo hacen de forma superficial, y con escaso rigor científico, también elaboran una serie de pautas o recomendaciones para que la transición no sea tan dura...
 
Y yo, que para tantas cosas soy muy práctica, y tengo mi despacho lleno de libretas, agendas, post-it y todo tipo de herramientas para anotar, organizar o recordar, creo que para esto soy más instintiva. Creo que en mi casa, esa transición la hacemos casi sin darnos cuenta, y siguiendo el ritmo que nos marca la naturaleza. Vivimos en un entorno tan privilegiado, que en cuanto llega septiembre, y se hace más evidente que los días se acortan, el cuerpo decide que ya no quiere cenar fuera, y quedarse de sobremesa hasta las doce o más; lo que te pide es cenar en casa, y ponerte cómodo  en tu sofá con tu libro, cuando con suerte, los pequeños están dormidos. Y, sí, puede ser que a veces, nos guste imaginarnos con un mojito en la mano, y viviendo de vacaciones perpetuamente, pero siendo realistas, tampoco está mal vivir como la naturaleza nos dice, destinando cada estación del año a sensaciones y costumbres distintas: el verano para divertirse, para gamberrear y no mirar el reloj, para gastar un poco más de lo que sabemos que debemos, para perder el tiempo en cualquier sitio que descubrimos, pero el otoño, que está a punto de llegar, siempre llega cargado de objetivos o sueños nuevos por cumplir, libros que leer, juegos de mesa de domingo en familia, estrenos interesantes de cine, reencuentro con los amigos del colegio/oficina y mil cosas más, que seguro sabremos apreciar.
 
Aunque bueno, siendo honestos, este es mi primer año de vuelva al cole, en el sentido estricto de la expresión, así que quizás esté adelantando acontecimientos, y el año que viene sea yo la que os anime encarecidamente a seguir unas pautas para hacer la transición menos traumática por experiencia propia... Quién sabe! De momento, insisto en que lo estamos llevando de una forma muy natural y biológica, por así decirlo. Me encantaría saber cómo son vuestras vueltas a la rutina, si son un trauma o algo fluído, si os dura mucho o poco la morriña de las vacaciones, si los peques lo pasan fatal o genial al volver al colegio, y si tenéis algún tipo de manual de instrucciones que os guíe o vais resolviendo los conflictos sobre la marcha.
 
¡Vamos, opinad! Ya sabéis: Mal de muchos...
 
 
 
 

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